Afortunadamente, los psicólogos disponemos hoy en día con multitud de técnicas y líneas de abordaje de los trastornos que se han mostrado eficaces a la hora de tratarlos.
Dentro de estas líneas de abordaje encontramos el modelo cognitivo-conductual. Este modelo no se basa en la intuición o interpretación personal del psicólogo o psicóloga, sino en una metodología y sistematización que han sido avaladas por los estudios científicos. Dentro de este modelo cobra especial relevancia la evaluación, que se realizará en consonancia a los motivos de consulta del paciente y a los aspectos relevantes observados por el terapeuta en las primeras sesiones. Una vez delimitadas las áreas problemáticas, se implementarán las técninas terapéuticas que han mostrado ser más eficaces para tratar los diferentes trastornos (resolución de problemas, entrenamiento en habilidades sociales, inoculación de estrés, relajación, terapia cognitiva etc). Otra de las ventajas mostradas por este modelo es la menor duración de las terapias frente a otras.
A pesar de que la terapia cognitivo conductual constituye nuestra línea de intervención, no pasamos por alto las aportaciones de otros modelos como las terapias de tercera generación. Dentro de estas terapias de tercera generación encontramos la terapia de aceptación y compromiso, en la que los valores personales del paciente cobran especial relevancia. En definitiva, no renunciamos a ningún procedimiento o técnica que el rigor científico haya mostrado como beneficiosa para mejorar la calidad de vida o que pueda adaptarse mejor a las características personales del paciente.